cosas buenas

Sobre un miércoles cualquiera

Viene de otro blog, pero merece estar aquí:

Ahora que MJ, Jenni y yo estamos desperdigadas por distintas partes del mundo (es lo que tiene el verano…), me ha entrado una especie de nostalgia por actualizar el blog y por nuestros miércoles egocéntricos, que por cierto, me encantaría disponer de alguno ahora. Y ya que estamos y que nunca lo hicimos, voy a explicarles qué es eso de nuestros «miércoles egocéntricos». Resulta que tanto MJ como Jenni se dedican a aprovechar el camino de la residencia a la Uni para comentar todas y cada una de sus desgracias personales. Vale, yo también lo hago. Pero un día decidimos que ya era suficiente y que no podiamos vivir así, porque simplemente era demasiada angustia como para sobrellevarla todos los días de la semana. Por eso decidimos instituir los solemnes miércoles egocéntricos: un día a la semana en el que tienes todo el derecho del mundo a ser egocéntrico. Es un día en el que nos permitimos quejarnos de nuestras vidas y pelearnos entre nosotras por ver cuál vida es más desgraciada. Contamos nuestras penas personales a grito pelado (que suelen ampliarse desde los agobios universitarios hasta las peleas con amigas y la malísima comida de la residencia) y hablamos todas a la vez. Quién grita más se lleva el premio a la que sufre más. La gente nos mira mientras gritamos y sollozamos enérgicamente mientras caminamos por la Uni y algún pobre que aún no se ha enterado de que es miércoles voltea cuando oye frases del tipo: «Noooo, mi vida es peor porque hoy no me he lavado el pelo!!!» o «Que no MJ, que a ti solo te pasan cosas buenas y no tienes derecho a quejarte, en cambio YO NO QUIERO SEGUIR VIVIENDO EN ESTE MUNDO DONDE EXISTE LA FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA» y frasecillas de este tipo.
De verdad, no estamos locas, solo lo parecemos. Pero a mi modo de verlo, no existe mejor manera de terminar con nuestras penas personales, ya que después de unos minutos de darle vueltas y vueltas a los problemillas tontos de la vida, te das cuenta de que son realmente tontos, y te dejan de importar. Puede parecer exagerado, pero muchas veces es esto lo que hacemos en nuestras mentes, nos quejamos internamente una y otra vez de las pequeñas preocupaciones de la vida, que se hacen grandes y más grandes, como una inmensa bola de nieve que nos presiona desde dentro hacia fuera. Pero si las pronunciamos en voz alta, si nos atrevemos a contarle a alguien esa tontería por la que nos estamos preocupando, le quitamos importancia (aun cuando lo hagamos entre gritos y sollozos, que contra todo parecer, nos resulta sumamente divertido). Si nos quejamos en voz alta, si nos compadecemos de nosotras exteriormente, no podemos soportar más de un par de minutos de tonta compasión, porque la vemos objetivamente y vemos lo estúpida que realmente resulta y rompemos en carcajadas porque verdaderamente, si estas son las cosas que nos preocupan, tenemos unas vidas muy, muy desgraciadas.
En fin, que el miércoles egocéntrico es la mejor manera que tenemos para descomplicarnos y despreocuparnos. Unos minutos de autocompasión en voz alta son suficientes para que cualquier persona con un mínimo de dignidad se seque las lagrimas y se ponga a trabajar. Y eso es lo que hacemos. Tenemos los minutillos de camino a la Uni para exteriorizar nuestros sufrimientos por causa de la vecina de al lado que no nos dejó dormir anoche o de que hoy no pusieron queso en el desayuno, para luego arremangarnos la camisa y ponernos a escribir un ensayo sobre la vaguedad y sus repercusiones en la sociedad actual. Oh sí. ¡Qué vivan los miércoles egocéntricos!